¿Un nuevo comienzo?

“Vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia, no porque nos guste, sino porque hay que superar el feudalismo en Colombia”, afirmó Gustavo Petro ante un auditorio que festejaba su triunfo en las elecciones presidenciales.

No fue una frase cualquiera; El 1 % de las fincas de mayor tamaño de Colombia tienen en su poder el 81 % de las tierras, según Oxfam. Una de las razones fundamentales de los eternos conflictos en el país ha sido el desigual reparto de las tierras y de la riqueza.

Hay casi un 40% de pobres, según las estadísticas oficiales del DANE. El país crecerá, sin embargo, un 6,5% gracias a la suba de los precios del petróleo. Contrastes de una misma nación.

En el medio del discurso de Petro, sucedió también algo inesperado; la aparición de Jenny Medina, madre de Dilan Cruz, asesinado por el escuadrón antidisturbios de la Policía (Esmad) y símbolo de las protestas de 2019. “Por los falsos positivos y los muertos de este y los anteriores gobiernos”, dijo en una clara dedicatoria.

El paro nacional de 2019 contra una suba generalizada de impuestos, ordenadas por el gobierno de Iván Duque, representó la unión de los sectores campesinos, indígenas con sindicatos, estudiantes y jóvenes de barrios populares.

Los acuerdos de Paz de la Habana sacaron, desde 2016, el foco en la eterna guerra para jerarquizar las problemáticas sociales en el país. El Esmad en lugar de reprimir a campesinos e indígenas lo hizo a jóvenes, como Dilan, con el repudio de toda la sociedad colombiana.

Los muertos por el Esmad fueron, en las palabras de la madre de Dilan, parte de la historia sangrienta del país. De represión y persecución contra quienes protestaban o intentaban un cambio político.

El Centro Nacional de Memoria Histórica estima que desde 1958 fallecieron 262 mil colombianos por el conflicto.

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La reconciliación nacional

“Reconocemos el dolor a quienes no pudieron criar a sus hijos, quienes no pudieron ayudar a su familia, a quienes murieron en cautiverio y quienes están desaparecidos. Tenemos una responsabilidad política de buscarlos y calmar el dolor”, dijo Pastor Alape, parte del secretariado de las FARC, en una audiencia esta semana en la Jurisdicción Especial de Paz donde la guerrilla reconoció el método secuestro como un crimen de lesa humanidad no amnistiable.

“Es de hombres aceptar los errores, aceptar los errores de verdad, no con palmaditas en la espalda (…). No sé si ustedes se acuestan tranquilos o si duermen, porque yo no. Tengo que tomar medicamentos para dormir o estar tranquilo”, le respondió Olmes Johan Duque, policía secuestrado y violado durante su reclusión con la guerrilla.

El cruce sucedió dos días después del triunfo de Petro en una Jurisdicción Especial de Paz que permite a los guerrilleros, agentes del Estado y terceros, como colaboradores y financistas, contar sus crímenes a cambio del resarcimiento a las víctimas y penas de entre 6 y 15 años en establecimientos no carcelarios.

Vale decir que, Petro ganó porque las FARC dejaron de ser un tema en los medios de comunicación para culpar a la izquierda colombiana de todos sus crímenes.  El nuevo presidente, como se sabe, inició su carrera política luego de los Acuerdos de Paz de principios de los 90 con la guerrilla del M-19.

Un acuerdo que fue plasmado en la Constitución del 91, que permitió a su generación de izquierda ascender en los cargos de elección popular.

Su victoria unió detrás del Pacto Histórico a figuras del Partido de la U, aliado de Juan Manuel Santos, como Armando Benedetti, del partido Liberal de Colombia, como el hijo del asesinado ministro de Justicia, Rodrigo Lara, del Verde como Antonio Navarro y Antanas Mockus, la exalcadesa de Bogotá, Claudia López.

Todas figuras políticas que en la década 80 podrían haber estado detrás de la candidatura de Juan Carlos Galán, caudillo liberal asesinado por Pablo Escobar en plena campaña, o de la extinta Unión Patriótica, el brazo político de las FARC para reinsertarse en la sociedad luego de los diálogos de paz con el gobierno de Belisario Betancur.

5.733 miembros del partido fueron asesinados o desaparecidos, entre ellos los candidatos a presidentes Jaime Pardo Leal (1987) y Bernardo Jaramillo Ossa (1990), según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

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La derrota del uribismo y una posibilidad histórica

El brazo ejecutor de esos crímenes fueron las organizaciones paramilitares armadas por el Estado para “luchar contra las guerrillas”. Álvaro Uribe Vélez, exgobernador de Antioquia, ascendió en la estructura de poder de Colombia gracias a sus vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico hasta ser presidente y caudillo de Colombia por veinte años.

 “¿Cómo es posible que tengamos en la Alcaldía de Medellín a una persona que tiene nexos con narcotraficantes?”, se preguntó consternado el presidente Belisario Betancur en los años 80, cuando Uribe fue nombrado alcalde de Medellín, su primer cargo político.

Ya, por ese entonces, abundaba la información que involucraba a su padre con los negocios y fincas del Cartel de Medellín.

Uribe, en las últimas elecciones, fue el mayor derrotado sin que su cara apareciera en ninguna boleta electoral. Pero las razones del conflicto, que explican su aparición, siguen ahí.  El 40% de pobreza y el 1% de propietarios con el 81% de las tierras, que lo financiaron para que los proteja.

“Esa mentalidad indolente con la pobreza, heredera del esclavista, ha hundido a Colombia en la pre modernidad, el atraso económico, ha impedido el contrato social que es base para la paz de cualquier nación, y por tanto nos ha condenado a una violencia perpetua, porque una nación es, antes que nada, un pacto de convivencia”, según  Petro.

En su opinión; “la sociedad ha buscado caminos equivocados como la insurgencia armada, la revolución a través de la guerra, camino, que reconozco, se degradó en su permanencia, en su incapacidad para generar los cambios. La sociedad también ha buscado el camino de las urnas, para encontrar el fraude o el asesinato de sus líderes cuando eran posibles los cambios sin el disparo. Una esperanza vuelta pasión es indetenible y puede construir una Nación grande. Por eso, se debe construir un pacto histórico como fueron capaces los chilenos y los españoles después de sus dictaduras”.

¿Será entonces un nuevo comienzo para los colombianos? ♣♣♣

#PA.

26 de junio de 2022.

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