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Por Florencia Guerrero
Los sábados de Todos, no tienen igual. La unidad del Frente fua anunciada un sábado de mayo de 2019, a la hora del desayuno, por la propia Cristina Fernández de Kirchner, que pidió a su militancia acompañar el proyecto que encabezaría el hoy presidente Alberto Fernández. Aquella vez, la vicepresidenta arengó a la militancia: “estrechemos filas acompañando esta fórmula militando y trabajando con alegría y esperanza, porque el triunfo depende de nosotros mismos y de lo que cada uno de nosotros vaya aportando”.
Nadie sabía que con eso inauguraría la maldición del fin de semana.
Después de aquel anuncio, llegaría la victoria ante Cambiemos, y una gestión que lleva tres años, en la que los sábados han marcado los cambios de gobierno. Un sábado se fue Santiago Cafiero del frente del Gabinete, otro Matías Kulfas, y ayer el ministro de Economía, responsable del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, Martín Guzmán. Los Mosqueteros de Alberto.
Ayer en cuanto Fernández de Kirchner comenzó con el que se esperaba, un duro discurso marcando las diferencias dentro de la coalición del Frente de Todos luego de que su compañero de fórmula hiciera lo propio el viernes en un acto de la CGT, Guzmán le informaba por Twitter a la ciudadanía que renunciaba a su cargo. Por Twitter, sí, se fue el hombre que definió el futuro de varias generaciones.
De la renuncia como hecho se hablaba desde el jueves en La Rosada, pero un día después el ex Ministro recibió en el Palacio de Hacienda al vicepresidente de la CAF- Banco de Desarrollo de América Latina, Christian Asinelli, con quien analizó la posibilidad de incrementar el financiamiento de proyectos conjuntos. Aunque el sábado la salida fue un hecho. Tal vez para aminorar el golpe, desde el círculo rojo del presidente primero dejaron correr tras el tuitazo que “Alberto recibió la renuncia de Guzmán mientras almorzaba, lo lamenta, pero respeta su decisión”.
Un rato después, prefirieron directamente atribuir el hecho a las presiones de Cristina, y confirmar que “la política económica se mantendrá”.
Además, rápido corrió la versión sobre un encuentro fallido en Quinta Residencial de Olivos. Mientras desde el Albertismo confirmaban que el presidente había convocado al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en el Frente Renovador aseguraban que su líder político “se enteró de la renuncia mirando el partido, y va a estar el cumpleaños de su hermana”. Así fue.
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El club de la pelea
Como en una batalla de gallos, de música urbana, la pelea entre el Presidente y su vice ha escalado en verborragia. Nadie podría afirmar que esta semana -después de una breve tregua-, sea la última, pero sí que todo comenzó con el discurso de Alberto en el acto de la CGT -del que casi se queda afuera-. Allí también estuvieron Guzmán, Axel Kicillof y el recientemente ungido por Cristina como líder de la Liga de Gobernadores, Jorge Capitanich.
“El poder no pasa por ver quién tiene la lapicera, sino quién tiene la posibilidad de convencer al otro de llevar a cabo una tarea. Perón nunca necesitó una lapicera. Tenemos que recordar esas enseñanzas, porque los valores de los que nos hablaba Perón son los que tenemos nosotros, más allá de las diferencias coyunturales. Lo mismo que dije el 10 de diciembre de 2019, primero los últimos, primero la gente, lo podría haber dicho Perón”, lanzó Fernández ante el auditorio que lo escuchó con atención, aumentando la expectativa por la respuesta que llegaría el día después.
Así fue como este sábado, la vice se paró en el acto de Unidad Ciudadana de Ensenada, y respondió a su manera. A lo largo de su discurso, en dos ocasiones se volvió a referir a los “funcionarios que no funcionan”. “No creo que el déficit fiscal sea la causa de la inflación estructural desmesurada y única en el mundo que tiene la Argentina”, dijo Kirchner, que además volvió a pedir, “tenemos que animarnos a discutir en serio cuál es la verdadera causa de este problema que aflige a los argentinos“.
Mientras la vice de Alberto hablaba, el ministro de Hacienda pegaba el tuitazo, y su carta decía más o menos lo siguiente: “Desde la experiencia que he vivido, considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace, que tendrá por delante esta alta responsabilidad, cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y hacer frente a los desafíos por delante. Eso ayudará a que quien me suceda pueda llevar adelante las gestiones conducentes al progreso económico y social con el apoyo político que es necesario para que aquellas sean efectivas”.
Para Guzmán, la férrea oposición de Fernández de Kirchner de otorgarle el manejo a discreción la política energética abrió un abismo que en los últimos días terminó por devorarlo.
Anoche, mientras en el kirchnerismo duro celebraron la renuncia y dejaron correr el pedido para que el reemplazo en Hacienda proponga políticas crecimiento “pero con desarrollo y equidad”, además de algunas acusaciones contra el funcionario saliente por las características del acuerdo firmado con el FMI.
Mientras, ante el hermetismo en Olivos y la frustrada reunión del presidente, circularon algunos nombres, muchos motorizados por operaciones mediáticas y corporativas. Presidencia confirmo que recién este domingo habrá noticias sobre el nuevo o la nueva ministra. Lo que no aclararon es si se anunciará en cadena, o también habrá que seguirlos en las redes sociales.♣♣♣
#PA.
03 de julio de 2022.